jueves, 21 de enero de 2010

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Que difícil se me hace empezar a escribir sobre un libro del que tantas cosas hay que decir, no sé si seré capaz de seleccionar bien las cosas que no quiero que se queden en el tintero, o si seré capaz de saber explicarme con suficiente claridad para que se me entienda.
«Sabe a sangre» vaya principio, es imposible que leyendo esto un libro no te capture hasta el final de sus líneas.
El Espíritu Eterno es un libro que nos traslada a la Guerra Civil Española, y que a través de Marina Mun de Salcedo nos embarcará en un viaje que se debate entre la vida y la muerte.


Marina es malagueña de nacimiento, ronda los treinta años de edad y se ve obligada a buscar exilio en Paris, puesto que es víctima de la guerra y en ella se son arrebatados todos sus seres queridos (sus padres; Bob, su gran amigo…)
Durante su vida, Marina se evade de la realidad anclándose en los recuerdos, que tan triste y afectada la han dejado marcada, unos recuerdos de los que no es capaz de desprenderse ya que los transporta en una caja que va con ella a todas partes, y donde guarda fotos, cartas y demás acerca de estas personas.

Su vida en Paris se ve acompañada por personas que en ese momento son las más importantes que le quedan, y que a posteriori le serán también arrebatas con la misma crueldad que lo fueron las anteriores, como es el caso de su amiga Deray o su pequeño.
Marina se ve amenazada por un oficial nazi, el mariscal Kennen, quien se fija en ella desde un primer momento, y quien no se quiere dejar envolver por su música, pero a quien le es imposible resistirse. Es una grandísima pianista, se la conoce como el Espíritu Eterno, porque se dice de ella, que cuando da un concierto, destelle una luz blanca que la rodea y consigue que la gente quede como si estuviera hipnotizada.

Este mariscal se obsesiona con ella y hace todo lo posible con conseguir que permanezca a su lado, al principio de manera involuntaria, pero a lo largo de la historia la cosa va cambiando y Kennen deja de obligarla y ella comienza a querer permanecer a su lado.

Acaban huyendo juntos porque Keitel, otro nazi, conspira contra Kennen y también se obsesiona con Marina.

Kennen le pide ayuda a Marina con la traducción e interpretación de unos manuscritos que han caído en su poder de forma casual y ésta no lo duda ni un instante. Los cuatro manuscritos tienen un nexo en común, que es Lilith, la primera mujer del universo, que curiosamente guarda un gran parecido con Marina, despampanante pelirroja y amante de la música. Kennen insiste a Marina con ese parecido haciéndola creer que ella es la misma Lilith, insiste a tal punto, que el día de su muerte, es sus últimos suspiros seguía haciendo referencia ello.

Marina decide emprender de nuevo rumbo a Málaga, su ciudad, para ver si allí es capaz de volver a ser feliz. En este viaje se ve acompañada por Pancho, un perro que apareció junto a ella en Paris un día y desde entonces no se han separado.

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