martes, 24 de noviembre de 2009

Microrrelato

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Que difícil es sentarse frente a un papel en blanco, queriendo contar muchas cosas y sin saber por dónde empezar, ¿cuál será la primera palabra que el bolígrafo (guiado por la mano, guiada por la cabeza) arranque a escribir?
¿Quién no se ha sentado alguna vez y se ha propuesto escribir una obra de arte y... no ha logrado escribir más que borrones, tachones y arrugar hojas de papel? y aún más interesante, ¿quién en alguna que otra ocasión que no era la propicia se ha puesto, y casi sin querer, se ha logrado relatar algo verdaderamente interesante?
Me encanta escribir, pero hacerlo para mi, saber que eso lo voy a leer al cabo de los años y voy a poder reírme de mi misma y de mis tonterías.
Vamos a ver si de estos dedos es capaz de salir algo coherente hoy...

Estaban en una competición, no tenía (según sus compañeros de clase) ninguna capacidad para poder ganar la carrera, estaba excluida, aislada de la clase, marginada de todo aquello que la rodeaba, la comúnmente conocida como <>. No hablaba con nadie, ni nadie hacia por hablarle a ella, ni tan si quiera se le acercaban.
A pesar de la competitividad que existía en aquella clase, tan solo se trataba de un primer curso de primaria, y aquella niña había sido la última en llegar a clase hacía tan solo un par de días.
Allí se encontraban, en el patio del colegio, a donde la profesora de educación física había llevado a aquellos pequeños para hacer carreras, que era lo que tocaba hoy.
Entre todos(as) los(as) alumnos(as) de aquella clase se animaban, y ahora le tocaba el turno a ella. Animaban a la compañera que, al azar, había sido elegida para competir con la pequeña, y a ella por supuesto la abucheaban a más no poder. A pesar de aquella situación la niña marginada ganó aquella carrera, para sorpresa de sus compañeros y más aún para la que competía junto a ella.
Las dos corredoras acabaron separadas del resto del grupo por la profesora, que las llevó a una zona donde no podían ser vistas por el resto de sus compañeros.
La profesora, que ya conocía un factor clave en la victoria de aquella pequeña, le preguntó al resto de la clase si conocían las razones por las cuales esa niña había ganado la carrera. El escándalo fue tal que no se escuchaban unos a otros, se atropellaban entre sí, no respetaban ningún turno de palabra. La profesora puso orden y lanzó una nueva pregunta, que si sabían porque aquella niña estaba aislada del resto de la clase, de nuevo no salió nada en claro.
Mandó llamar a las dos corredoras, y estas acudieron al instante en el orden de vencida y vencedora. La profesora las sentó junto al resto de sus compañeros(as) y para sorpresa de la clase entera comenzó a mover de forma muy extraña sus manos, conforme iba hablando. El más atrevido le preguntó que porque hacía aquellos gestos, y ella dio la opción de que se contestaran entre sí. A lo que la niña que había sido vencida dijo: -La niña nueva es sorda, y esos gestos deberíamos aprenderlos toda la clase para que pueda jugar con nosotros(as).
La maestra muy sorprendida sonrió y entonces les contó un secreto:
LA NIÑA NUEVA GANÓ LA CARRERA, EN PARTE PORQUE NO OÍA LOS ABUCHEOS DE SUS COMPAÑEROS, PORQUE ELLA SE VEÍA CAPAZ Y NO SE RINDIÓ ANTE LO QUE LOS DEMÁS LE DECÍAN, PUESTO QUE, NO PODÍA OÍRLES.

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